“Romper tus barreras mentales no es un acto de valentía, es una necesidad urgente.”
Cuantas veces despertamos diciendo, hoy quiero hacer las cosas diferente, hoy quiero hacer X o Y cosas nuevas, quiero mejorar, quiero prosperar, un mejor, trabajo, mejorar mis ingresos, mi situación financiera, salud, etc. Cuantas veces terminamos el día derrotados, pensando en todo lo que pudimos hacer y no lo hicimos, cuantas veces nos hemos propuesto metas y arrancamos con fuerza, pero con forme pasa el tiempo. Las dejamos atrás, nos olvidamos de ellas, renunciamos porque las cosas se complican y nos justificamos diciendo que era muy difícil, que tal vez nos faltaba más preparación, y volvemos a nuestra ZONA DE CONFORT.
Pero la verdad es que nos decimos todas estas cosas para consolarnos, para acariciar nuestra falta de fuerza y firmeza en la voluntad, para aferrarnos a aquello que realmente importa. Nos dejamos atrapar por lo que la sociedad nos ofrece, por lo que nuestros deseos nos piden; la comodidad nos envuelve y no nos permite un respiro de verdadera libertad. Me refiero a ser libres de nuestros propios pensamientos, a liberarnos de patrones mentales y viejos hábitos adquiridos por una rutina sin planificar, hábitos que se han arraigado profundamente en nuestra identidad y que, en ocasiones, parecen casi imposibles de erradicar. Mientras esperamos que “algo” suceda, que un “milagro” nos transforme, nos sacuda y nos haga dar un giro a nuestra realidad, nos quedamos victimizándonos y echando la culpa a nuestro alrededor, sin comprender que los únicos y verdaderos responsables somos nosotros.
Y mientras esto sucede en nuestras vidas, mientras libramos esta batalla interior entre pensamientos y emociones que nos dictan qué hacer y cómo movernos, los líderes, jefes, dueños y tecnócratas moldean el futuro, dan forma a nuestro presente y toman decisiones que ponen en marcha estructuras globales que alinean a la sociedad con sus planes. Muchos, quizás por beneficio económico, se someten voluntariamente a cargar sus yugos y fingen una vida feliz, cuando en el fondo viven ese cansancio emocional; lentamente sus almas se marchitan y se convierten en piezas más del engranaje que hace funcionar el sistema.
Ya sea que estés entre los primeros o los segundos las BARRERAS MENTALES y los sesgos cognitivos nos mantienen tras de un velo que nos impide ver la carencia espiritual en la que vivimos y el caos en el que estamos sumergidos. No sabemos con claridad quienes somos, de donde venimos o a donde vamos y simplemente nos creemos cualquier historia o teoría que nos parece más alineada a nuestros intereses o a nuestro modelo de pensamiento. No queremos esforzarnos a pensar, reflexionar, cuestionar e ir más allá de lo que nos dicen que debamos creer, nos rendimos ante la fuerza de la sociedad y las masas, el entorno, la familia, las raíces, la tradición, la cultura, los estereotipos, los movimientos sociales. Cada movimiento, cada pensamiento que tenemos parece planeado estructurado escrito en algún libro pedagógico o histórico. El control es tan fuerte y sus lazos nos vendan los ojos para ni siquiera percibir esta falta de decisión.
Hoy no se necesitan látigos y cadenas para someternos, la dictadura surge en nuestras mentes, la esclavitud es espiritual y nos reducimos a ser dominados por nuestros deseos más simples y como una escalera cada uno se acomoda de acuerdo a dichos deseos desde simplemente desear subsistir y tener un refugio con alimento seguro, hasta la acumulación de bienes y riqueza, el dominio, poder, control del conocimiento y nos conformamos con creer que esto es todo lo que hay, envejeciendo en cuerpos cansados, marchitos, algunos cuantos con un rayo de felicidad, quizás de finalmente sentirse libres de la imposición del sistema, quizás porque la verdadera libertad se acerca y siente que al fin se reunirán con aquellos que más quisieron, pero al final una felicidad pasajera, que no bebe de la raíz, de la fuente.
Hemos normalizado todo lo que vemos a nuestro alrededor, y justificamos nuestro comportamiento comparándolo con el de a lado, “si el esta peor que yo, entonces yo me siento mejor” pero esa base no nos sirve para crecer ni desarrollarnos como personas, esa es la clase de pensamiento a la que somos sometidos, el derecho a la tolerancia, a aceptar ideologías modernas que sirven para cumplir objetivos de una agenda mucho más grande que nosotros mismos, son solo herramientas para los fines del mismo sistema, haciéndonos creer que somos libres y tenemos la libertad de elegir quien queremos ser, una libertad distorsionada, alterada, planeada y con una lista de objetivos por cumplir que ni siquiera somos capaces de ver, debido a la perdida de atención a los detalles.
Después de trabajar para el sistema, solo queremos un respiro, un relax, así que nos entregamos a los brazos del descanso, el entretenimiento, el placer… pero ¿porque? ¿porque nos lo merecemos? Porque somos buenos ciudadanos fieles a las leyes del sistema y cumplimos como familias que aportan a la sociedad o por lo menos hicimos este día lo necesario para mantener una “familia estable” así que merecemos nuestra recompensa (¿no es así?)
No necesitamos ser “genios” para darnos cuenta de todo esto, quizás para algunos la primera reacción sea el rechazo y la respuesta automática sea “yo soy libre y feliz”, pero esto solo es una señal de la gravedad de nuestra situación y si no tomamos acción, si no definimos que es real, que es verdad y con base en esto, quien queremos ser, dejaremos en manos de las instituciones educativas, lideres políticos, lideres religiosos y la oligarquía corporativa dictar nuestro futuro.
Es momento de tomarse un tiempo para reflexionar, cuestionar nuestras creencias, fortalecer nuestra voluntad, tomar decisiones concretas, romper las barreras mentales que nos oprimen y nos encasillan en la vida que llevamos, todos esos intentos de establecer metas y objetivos fallidos es solo un recordatorio de nuestro interior intentando decirnos algo, intentando dar un mensaje, tratando de empujarnos hacia un cambio, mostrarnos las cosas que no están bien y que deberíamos de hacer algo por cambiarlo.
Ya es suficiente de ir a la izquierda y a la derecha, ya hemos dado rienda suelta al libertinaje, la holgazanería mental, al conformismo y los deseos corruptos. Es tiempo de salir del letargo, del adormecimiento y caminar fuera de la caverna, avanzar a través de la densa neblina y vislumbrar el mundo que hay afuera, más allá de las junglas de asfalto y concreto. Es tiempo de DESPERTAR.
Si has llegado hasta este punto de la lectura entonces sabes que es tu momento, nadie va a hacer este cambio por ti, es momento de hacernos responsables de nuestros actos y afrontar sus consecuencias, la verdad es que el poder para tomar las decisiones esta en nuestra fuerza de voluntad, en los pensamientos que entretejemos y las emociones a las que estos se enlazan. Es nuestro deber prepararnos si nos encontramos escasos de conocimiento, indagar el camino hacia la verdad y comprender que aunque nos han hecho creer que no hay quien nos diga ¿que carajos estamos haciendo aquí?, REALMENTE lo hay, lo se porque con base en eso escribo todo esto, no son mis propias ideas, sino un cúmulo de conocimiento recopilado y transitado por sabios de muchas generaciones, desde hace más de cinco milenios y que hoy gracias a estos cambios globales y la revolución tecnológica están disponibles para todos; y ahora ha llegado a ti, tan solo la invitación a transitar este camino.
Este camino no es para todos. Requiere coraje brutal, voluntad firme y la disposición de enfrentarte cara a cara con tus creencias más arraigadas. Derribar las estructuras mentales que te han acompañado desde la infancia no es cómodo… pero es necesario. ¿Estás dispuesto a poner a prueba todo lo que crees saber? ¿A cuestionar tu identidad, tu historia, tu zona de confort? Porque eso es lo que se necesita. No creer ciegamente, sino buscar la verdad comprobable; no conformismo, sino una mente despierta, cuestionamiento profundo e implacable.
Si aún estás leyendo, es porque algo en ti ya despertó.
Entonces no te detengas.
El momento de romper barreras mentales no es mañana.
Es ahora.
“Ven y mira: Todo está oculto, y solo quien ha roto su propia prisión interior puede ver la luz que está detrás del velo.”
— Paráfrasis basada en conceptos del Zohar, Parashá Ki Teitzei
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